Acapulco, icónico destino turístico de México, enfrenta una situación preocupante a pesar de la inminente temporada vacacional. Tras el devastador paso del huracán Otis de categoría 5 hace más de ocho meses, el panorama en las 21 playas del puerto sigue siendo desolador. Los servicios básicos como alumbrado público, recolección de basura y seguridad policial son deficientes, exacerbados por las severas afectaciones del fenómeno meteorológico.
Desde antes de Otis, las playas ya mostraban un mobiliario viejo y deteriorado, con accesos en mal estado y una imagen poco atractiva para los visitantes. La falta de inversión en infraestructura y mantenimiento ha alejado a turistas nacionales e internacionales durante décadas, según testimonios de prestadores de servicios y empresarios locales.
Actualmente, el mobiliario en Acapulco está plagado de sillas rotas, mesas viejas y sucias, y toldos improvisados con trapos deteriorados, alquilados a precios elevados a turistas y residentes. Esta temporada de vacaciones no será diferente, con servicios públicos deficientes como alumbrado inadecuado, recolección de basura insuficiente y abusos de comerciantes locales, además de andadores sucios y falta de seguridad.
A esto se suma la construcción irregular de bodegas por parte de prestadores de servicios turísticos en zonas de playa, utilizadas para almacenar mobiliario obsoleto que se renta a altos precios durante las vacaciones.
Entre las playas más afectadas y donde se espera mayor afluencia de visitantes este verano se encuentran Papagayo, Hornos, Caleta, Caletilla, Puerto Marqués, Revolcadero, Base e Icacos, y El Morro.
El gobierno local ha fallado en proporcionar las condiciones mínimas necesarias para mantener a Acapulco como un destino turístico competitivo y atractivo. Se requiere una acción urgente y decidida para invertir en la rehabilitación de infraestructura, mejorar los servicios públicos y garantizar un ambiente seguro y limpio para todos los que visitan esta joya costera de México.